UN
PUEBLO CON SED.- Sorronto, es un caserío del distrito de
Oyotun en la región Lambayeque, que pese a tener más de 40 años de creación, no
cuenta con agua potable ni desagüe. Aunque tiene múltiples ofrecimientos y dos
proyectos de saneamiento registrados en el banco del Ministerio de Economía y
Finanzas, la población sigue
abasteciéndose del contaminado rio Zaña o de acequias cercanas.
Llegamos a Sorronto cerca a las diez de la mañana luego de viajar en auto por más de dos horas desde
Chiclayo al distrito de Oyotún, y tras abordar una mototaxi, que durante quince minutos brincó sobre una trocha escarpada, pasó
temeraria por un puente artesanal sobre
el rio Zaña, y nos dejó en este caserío, que es el más cercano de los diez que tiene
Oyotún.
“Ahorita siquiera podemos llegar en moto antes no andábamos ni en burro pues ni camino ni puente había” recuerda Epifanio Llenpén, un morador de rostro apacible y ojos buenos, que a sus 68 años no se cansa de gestionar una que otra mejora para el lugar. Él nos cuenta que Sorronto empezó a poblarse allá por 1920 como anexo de la hacienda Cayaltí, por algunos trabajadores del otrora próspero ingenio azucarero de la familia Aspillaga.
“En 1980 fue reconocido como caserío y ahora tenemos más de 250 habitantes. Pese a los años trascurridos carecemos de muchas cosas, pero lo que más queremos es tener agua potable”, nos dice conmovido.
A sus 68 años, Epifanio Llempèn no se cansa de reclamar mejoras para Sorronto
El sol empieza a brillar con
intensidad, ya son las diez de la mañana. El tintinear de un triángulo, hace
que varios vecinos salgan de sus casas de adobe, apurando el paso por los
anchos y polvorientos caminos, donde se
alza uno que otro algarrobo. Mientas
converso con los que van llegando se me vienen a la mente los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS) en especial el relacionado al acceso universal al agua potable,
saneamiento e higiene para reducir las desigualdades…¡En Sorronto, es tan solo un sueño!.
Se van concentrando
en La Ramada, un espacio abierto con piso de cemento y techo de
calamina, ubicado al centro del caserío, donde se efectuará la reunión vecinal.
“Hemos invitado a algunos pobladores representativos pues por el tema de la
pandemia no queremos aglomeraciones. Solo vendrán unos cuantos a manifestar el
sufrimiento que padecemos”, indica don Epifanio.
Entre los que llegan está Eladio Soberón Escobar. Tiene 61
años y
21 viviendo en Sorronto. Fue teniente gobernador en el 2008 y al igual
que todos sus vecinos está preocupado. Dice que actualmente el rio Zaña tiene poquísima agua y cada vez más contaminada y los sonrrontinos deben ir muy temprano a acarrear (a pie, en moto, mototaxis, o bicicleta), el agua que
consumirán durante el día, tanto en la cocina, aseo y para sus animales: aves, vacas,
toros y cabritos.
Él por ejemplo acude al rio
Zaña a las seis de la mañana, con dos
bidones de veinte litros cada uno, que debe trasladar hasta su casa ubicada
cerca del afluente. Le toma unos veinte minutos realizar dicha faena y
repetirla unas tres veces al día, para cubrir la necesidad de su familia.
En promedio consume unos 80
litros al día, es decir, que el agua que muchos de nosotros usamos en un
duchazo, una cepillada de dientes y unas tres jaladas del inodoro a, don Eladio
y su familia, le debe alcanzar para todo el día. “Felizmente el rio nos queda
cerca y podemos volver si queremos bañarnos o lavar la ropa o para traer más agua,
pero mientras pasan las horas el agua del rio se vuelve más y más sucia y es
mejor madrugar”, señala.
Don Eladio dice que cuando fue teniente en el 2008 cursó varios documentos a las autoridades para que financien un proyecto de agua para Sorronto. Tiene en sus manos un memorial con varias firmas donde le hacen saber a un congresista el sufrimiento de las familias. Muestra que en el proyecto era viable y tenía el código SNIP 68290. En su documentación se observa que el tema pasó hasta por manos de un ministro, pero hasta la fecha, nada. “Francamente decepciona e incomoda que las autoridades ofrezcan y no lo cumplan”, dice.
En la reunión está presente el agente municipal, Manuel Torres Vargas, quien afirma que al igual que sus vecinos también acarrea agua del rio Zaña o de una acequia cercana, en su mototaxi. Con su voz de trueno, dice que en la gestión del ex alcalde de Oyotún Alan Ugaz se dijo que había 150 mil soles para un perfil y un expediente técnico, para un proyecto de agua y desagüe que beneficiaría a Sorronto, pero hasta hoy desconoce si se hicieron los documentos.
“Yo estuve en una reunión del presupuesto participativo donde
el ex alcalde anunció que se separaba un
dinero para el perfil y el expediente técnico, pero luego no dijeron nada.
Parece que estamos en cero”, indica muy mortificado.
Seguimos escuchando más
testimonios, algunos de moradores de la tercera edad, que nos cuentan que no
tienen vehículos ni fuerzas para acarrear el agua y deben pagar para que se la
traigan a sus casas. Un bidón de 20 litros cuesta un sol, y son muchos quienes gastan unos
40 y hasta 50 soles mensuales en agua de rio.
ARCOIRIS
SIN AGUA
Y si en las casas la pasan mal, peor es en el Pronoei Arcoiris de Sorronto, que funciona dentro de la Institución Educativa No 11174, nivel primaria del caserío. Shirley Gonzales Huangal, es la promotora, y actualmente tiene diez niños entre tres a cinco años, con los que trabaja de manera virtual por el tema de la COVID-19. Señala que cuando las clases eran presenciales, la falta de agua en la escuela era todo un tema. “los padres se preocupaban por llegar con sus baldes y dejarlos en el Pronoei", recuerda.
A veces cuando había agua en la acequia Sorronto que está cerca, traían agua de ahí, pero ya está seca hace mucho y los padres debían darse el trabajo de ir hasta el rio o pagar a un mototaxista. “Qali Warma también nos daba alimentos y se necesitaba el agua para lavar los utensilios. Sorronto está totalmente en abandono. No tenemos ni apoyo del municipio de Oyotún, pues el propio distrito hace más de un mes tampoco tiene agua y el alcalde debe enviarles cisternas y ya para nosotros no alcanza ese servicio”, acota.El rio Zaña es para Sorronto su principal aliado
pero pese a ser su fuente de vida, la mayoría le paga mal. “Más arriba se
descargan los desagües de La Florida y
del propio distrito de Oyotún”, comentan algunos moradores, pero terminan
admitiendo que también ellos le avientan
basura o amarran animales en su canto, que se orinan y defecan. “Muchos
lavamos nuestras motos y usamos detergentes para lavar ropa”, reflexionan.
”Esa agua tomamos y estamos propensos a enfermedades. Como la juntamos temprano
parece limpia pero en realidad está muy contaminada, pero no tenemos
alternativa”, comentan resignados.
Ya es tarde, pero decidimos hacer un recorrido hasta la acequia del caserío, constatando que esta otra fuente de agua de Sorronto, está seca, sucia y verdosa.
Vacía y sucia está la acequia cercana al caserío
Una vecina dice que el
canal ya no tiene agua hace meses. A ella
antes le servía para tomar y
lavar ropa, pero cada vez llegaba más sucia y ya solo la usaba para
aplacar la polvareda que se levanta en
su casa cuyo piso es de tierra. “Una
vez, para no ir hasta el rio quise bañar a mi hijita con esa agua pero se llenó
de ronchas y ya no más. Si el agua potable es un derecho humano, entonces en
Sorronto qué somos”, se pregunta.
Pasada las dos de la tarde,
salgo de Sorronto emocionalmente agotada, con una tremenda responsabilidad a cuestas...La
gente me despide ilusionada y me exhorta a
que “con mis buenos oficios”, sus voces e historias puedan ser
escuchadas.
Buen reportaje. Te felicito.
ResponderBorrarGracias.
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